El mercado del arte es un ecosistema complejo donde galerías y casas de subastas juegan roles fundamentales, pero muy distintos. Mientras las galerías son el punto de partida de los artistas, promoviendo sus obras y construyendo su reputación, las casas de subastas actúan como termómetro del valor de mercado de las obras, fijando precios en función de la demanda. Pero más allá de estas definiciones básicas, existen estrategias, trucos y tendencias que moldean el valor del arte y su comercialización.
Las galerías
Las galerías son el primer filtro de validación en el mercado del arte. Seleccionan cuidadosamente a los artistas con los que trabajan, los promocionan en ferias internacionales y los introducen a coleccionistas clave. Su papel no es solo vender arte, sino también construir narrativas y aumentar el prestigio de los artistas a través de exhibiciones, colaboraciones y curaría experta.
Sin embargo, hay un "secreto": las galerías controlan el mercado primario y tienen un gran poder sobre los precios. Una obra puede venderse en una galería por 10.000€, pero si la misma pieza llega a una subasta unos años después y se vende por 50.000€, la galería pierde control sobre su valor. Este es uno de los mayores temores de las galerías: que las subastas inflen o devalúen los precios de sus artistas sin su intervención. Por ello, fijan los precios de manera estratégica para mantener la estabilidad y evitar la devaluación de las obras. De hecho, a menudo prefieren vender a coleccionistas comprometidos y, en algunos casos, investigan a los compradores para evitar la reventa rápida en subastas. Además, trabajar con una galería de renombre puede incrementar tanto el valor de la obra como la reputación del artista.
Las casas de subastas
Las casas de subastas operan en el mercado secundario, vendiendo obras que ya tienen un historial de propiedad. En un mundo ideal, las subastas reflejan el valor real de una obra según la oferta y demanda, pero la realidad es que las casas de subastas también manipulan el mercado.
Por un lado, las casas de subastas trabajan con comisiones, cobrando tanto al vendedor como al comprador, con tarifas que generalmente oscilan entre el 15% y el 25% de cada parte. Además, en ocasiones garantizan un precio mínimo al vendedor o incluso ofrecen acuerdos privados con coleccionistas antes de que la obra llegue a la puja. Algunas casas de subastas utilizan técnicas moralmente cuestionables, como promover agresivamente ciertos artistas para generar titulares y atraer más compradores, o emplear "pujas fantasma" para aumentar artificialmente el precio. Como estrategia de venta, los subastadores también emplean técnicas psicológicas para generar entusiasmo y elevar las pujas.
A pesar de estas estrategias, el mercado de subastas ha mostrado una tendencia inesperada en 2024: aunque nunca se han subastado tantas obras como ahora, el valor total del mercado ha caído.
Los grandes compradores han reducido sus inversiones debido a la inestabilidad geopolítica y el segmento de lujo ha sufrido. En contraste, la mayoría de las ventas se han dado en el rango de menos de 5.000€, con un 50% de las obras vendiéndose por menos de 600€. Esto ha permitido que nuevos coleccionistas, especialmente jóvenes, ingresen al mercado.
La obra de arte más cara jamás subastada es "Salvator Mundi" de Leonardo da Vinci, vendida en noviembre de 2017 por 450,3 millones de dólares (aprox 382 millones de euros) en Christie's de Nueva York
Un nuevo mercado
Uno de los acontecimientos más disruptivos en 2024 fue la venta de una obra creada por el robot Ai-Da, subastada por más de un millón de dólares, diez veces su valor estimado. Esto ha generado un debate sobre la originalidad y los derechos de autor en el arte creado por inteligencia artificial. A medida que las casas de subastas empiezan a aceptar estas piezas, podríamos estar presenciando el nacimiento de un nuevo mercado dentro del mundo del arte.
Por otro lado, los NFTs (tokens no fungibles) han introducido una nueva categoría de activos digitales en el mercado del arte. Aunque el furor inicial ha disminuido, algunas subastas siguen apostando por esta tecnología, ofreciendo piezas digitales con certificados de autenticidad en blockchain. Artistas y coleccionistas han encontrado en los NFTs una forma de comercializar arte sin depender de intermediarios tradicionales, aunque la volatilidad del mercado sigue siendo un factor a considerar.
Ai-Da, la primera artista robótica hiperrealista, ha captado la atención del mercado con su obra AI God: Portrait of Alan Turing, que rinde homenaje al visionario británico y padre de la inteligencia artificial moderna
Galerías y Subastas: competencia o colaboración
Aunque tradicionalmente han sido vistas como rivales, galerías y casas de subastas podrían beneficiarse mutuamente. Algunas galerías ya están organizando sus propias subastas privadas para mantener el control sobre los precios de sus artistas, mientras que casas de subastas exploran ventas a precio fijo, acercándose al modelo de las galerías.
A pesar de sus diferencias, ambas estructuras son esenciales para el mercado del arte. Las galerías crean artistas y establecen sus valores iniciales; las casas de subastas consolidan su prestigio y les otorgan reconocimiento internacional. Sin una, la otra no podría funcionar.
En definitiva, el mercado del arte está en constante evolución, y conocer sus secretos nos ayuda a entender mejor cómo se determina el valor de una obra. Ya sea comprando en una galería o pujando en una subasta, lo importante es recordar que el arte no solo es una inversión, sino también una expresión de creatividad y pasión.