Colección: Jan Van Der Loo ┃ Obra Surrealista

Representante del surrealismo belga que tuvo en Delvaux y en Magritte sus más ilustres miembros, Jan Van der Loo creó obras presentes en cinco museos europeos que recibieron seis galardones internacionales. Éstas se enmarcan en amplios mundos inquietantes y desérticos con ruinas de palacios, porches y jardines abandonados poblados por figuras retorcidas y por esbeltas mujeres que crean un mundo solitario de ilusiones de poder. ¡Consigue la obra surrealista de Jan Van der Loo!

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Biografia

Bouchout, Bèlgica 1908 – 1978. Jan Van der Loo estudió en la Academia Real de Amberes y en la Hoger Institution. En 1933 ganó el premio Godecharles y en 1955 el premio internacional de Deauville. Hasta su muerte expuso en varios países de Europa y ganó siete premios internacionales.

Se ha considerado el trabajo de Jan Van der Loo como estando relacionado con las pinturas de Dalí, pero paradójicamente Van der Loo nunca había visto los cuadros del español antes de la gran retrospectiva del museo Boymans de Rotterdam en 1970.

A partir de 1953, como consecuencia de su experiencia en buena parte de África, las pinturas bodegón y los retratos impresionistas de Van der Loo viran hacia un surrealismo de gran poder intelectual. Ilusiones de poder, ruinas de palacios, mezquitas, torres de Babel, arcadas y porches antiguos denotan el bagaje cultural del artista que se inspiró de los monumentos y en la inmensidad de los paisajes planos, rocosos y desérticos de África. De Zaire (antiguo Congo Belga) proviene también el largo y elegante cuello de las mujeres que Van Der Loo pinta en la mayoría de sus obras y que, aunque blancas, son siempre estilizadas y sensuales. Exuberantes, humanizadas, idealizadas e antropomórficas, las formas pertenecientes al reino animal y vegetal se metamorfosean, presas de extrañas transmutaciones, pero son, ante todo, expresivas traducen sentimientos físicos y morales. Así, los vegetales muertos y las interminables ramas y raíces gigantes se abrazan, a menudo, como brazos infinitos, cuando no se funden o emanan directamente de agraciadas y bellas mujeres ingrávidas y flotantes entregadas a los mismos. Precisamente la mujer, muy presente en las composiciones de Van der Loo, no parece tender tanto a un erotismo - que en todo caso resulta delicado y sin excesos - sino ser la continuación o lo prolongación de la naturaleza y transmitir la simbiosis entre una y otra. La mujer como creadora y símbolo de vida, la mujer como elemento natural, la mujer, al igual que la naturaleza, como fascinante milagro y eterno interrogante. Y es que Van der Loo materializó plásticamente, como afirmó el crítico de arte Carlos Areán, el sutil pensamiento orientalista de Lao-Tse, quien escribía:

El espíritu del valle no muere
Es la hembra misteriosa
La puerta de lo misterioso
femenino es la raíz del universo
Ininterrumpidamente
prosigue su obra sin fatiga 


Son también parte íntegra de estos mundos algunos figurantes silenciosos y discretos: un viejo, un sabio, un mendigo o un viajero de rostro oculto que contribuyen a la implícita soledad y a la carga de misterio de una atmósfera mágica y con una luz a menudo fantasmágorica. La poderosa imaginación y el voraz apetito visual del artista flamenco se extiende de lo real a lo irreal, a lo ya imaginado y a lo inimaginable. La visión del mundo que nos ofrece es de una inquietante. Surrealistas, sí, pero también hiperrealistas y con un lirismo y un humanismo que nunca provocan ni brutalizan al espectador, esta obras llenas de símbolos y de presencias cuentan con influencias prerrenacentistas y renacentistas mezcladas, en ocasiones, con estructuras geométricas, redes, cenefas y graduaciones cromáticas del opart - cuyo mayor exponente y padre es Victor Vasarely - que Van der Loo recrea con características nuevas y personales.


Pero todo este enorme bagaje cultural y estas pretensiones intelectuales quedarían en nada sin una técnica a la altura, un dibujo minucioso construido con lentitud y perseverancia, mediante un trazo elegante, suave, fluido y nunca pesado. Como él mismo decía: “Detesto un dibujo mal realizado y chapucero. El tema puede desconcertar o incluso chocar pero tiene que ser válido plásticamente. Por encima de todo busco la belleza, lo que puede producir una emoción duradera”.

PREMIOS
1930. Premio Engelen

1932. Premio Van Lerius

1933. I Premio Godecharles

1953. Medalla de oro. Salon des Artistes Français. París

          I Premio “Grand Prix International de Deauville”

1958. I Premio “Grand Prix International de Cannes” 

1965. I Premio “Grand Prix International Surréaliste de La Côte d'Azur”


OBRAS EN MUSEOS


Museo de Bellas Artes. Amberes
Ministerio de la Enseñaza y del Arte Belga
Ministerio Francés de la Enseñanza
Museo de Arte Moderno de Barcelona
Museo de Bergen. Noruega

EXPOSICIONES INDIVIDUALES


1935. Bruselas

1936. Luxemburgo

1941. Amberes

1942. Bruselas

1943. Amberes

1948. Amberes

1949. Kortrijk

1950. Kortrijk

1951. Kortrijk

          St. Niklaas

1952. Amberes

1954. Amberes

          Kinshasha

          París

1957. Bruselas

          Hamburgo

1958. Amberes

          Mechelen

          Bremen

1960. Mechelen

1964. Mechelen

          Nantes

1968. Gante

1969. Amberes

          Kortrijk

          Lokeren

          Brujas

          Herentals

1972. Luxemburgo

          La Haya

          Barcelona

1973  Bergen

          Stavanger
1974  Barcelona
          Gante
1975 Amsterdam
         Rotterdam
         La Haya
         Oslo

EXPOSICIONES COLECTIVAS

Quadienal en Liege. Bruselas y Amberes

Salon du Printemps. Bruselas

Estrasburgo

Salon d'Art Jeune. Bruselas

Salon d'Hiver. París

Salon des Artistes Français. París

Salon des Indépendants. París